domingo, 3 de agosto de 2008

Y LA VIDA PASÓ

Me acosté extraño. con raras sensaciones, pero la noche me dejó descansar. Unas pocas vueltas de más, que no se notaron en la mañana, ya que la sensación de descanso era notable. Como siempre y temprano, sin haber amanecido, sigiloso, para no despertar al resto de la familia, comencé el aseo matinal, mecánico, también como siempre. Vestido ya, el último retoque: peinarme mis cuatro pelos casi sin mirarme en el espejo. Una mirada de refilón que me devuelve un reflejo vacío. Apenas reaccioné y continué con mi mañana. Al entrar en la oficina saludé al bedel con mi escueto hola de siempre, pero este sin soltar sus buenos días de costumbre me miró con extrañeza. Me senté en mi mesa y sonreí a Julia, la chica nueva que sustituyó al jubilado Ruesca; menudo cambio para mis ojos y mis oídos, de los malos humos de " cara de perro" a la dulzura de "angelical Venus", más de una noche me he dormido con su imagen en mi cabeza. Ella que siempre tan amable me la devuelve, ni se inmutó. Llegó don Ángel, el jefe, y al pasar por mi mesa preguntó: ¿ y Antoñana, alguien sabe por que no esta ya en su puesto? - Estoy aquí señor - dije y todos retrocedieron asombrados o asustados, no se describir la sensación, pero yo me quedé perplejo. Don Ángel miró debajo de la mesa en busca de un altavoz mientras gritaba que no quería este tipo de bromas en el trabajo y que saliera de donde estuviera inmediatamente. le volví a decir-pero si estoy aquí a su lado, a la vez que tocaba su brazo. El grito o alarido fue estremecedor y en su huida me dejo su chaqueta prendida de mi mano. En ese instante mis compañeros también comenzaron a caminar de espaldas retirandose. - No esperad - les dije, pero cuanto mas hablaba yo mas corrían ellos. El pánico me invadió el cuerpo y yo también corrí en dirección contraría hacia la salida. El bedel que había reconocido la chaqueta del jefe, al verla correr sola por le pasillo, se lanzó y me la arrebató con gran satisfacción para él y tranquilidad mía. Al llegar al portal, en el espejo de la entrada, vi, más correcto sería decir que no conseguí ver, lo que ya era evidente: me había hecho invisible. La vida tan anodina, el trabajo tan mecánico, mi falta de carisma han hecho que pase por la vida de forma tan anodina junto a los míos, que la he cruzado sin ser visto, sin contar. Ahora deambulo en busca de una aventura que me devuelva a mi estado, o de un alma gemela que mitigue ni soledad.

Arezyl 2007

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